Los seres vivos constituyen un universo de entidades susceptibles de ser clasificadas subordinadamente. Este hecho, conocido desde hace mucho tiempo y aceptado hoy sin discusión, no es comprendido, aunque parezca extraño, en toda su profundidad por muchas personas, incluyendo a algunos estudiosos de la Biología. En efecto, no sólo es corriente que la gente en general vea con frecuencia en el taxónomo a un simple coleccionista, o cuando más a una persona capaz de dar extraños nombres a los animales o a las plantas, sino que también es frecuente que ciertos biólogos "modernos", dedicados al estudio de procesos fisiológicos y bioquímicos más o menos complicados, no percibanlas implicaciones evolutivas y filogenéticas de la clasificación y la confundan, ora con la determinación, ora con la identificación de especies y de individuos. Un menosprecio por la Taxonomía se une a menudo a esta incomprensión que, en el fondo, no es sino una subestimación por las disciplinas descriptivas, por las ciencias morfológicas, a las que tanto debe la Taxonomía y a las que se suele calificar de pasadas de moda. (del prólogo de Alfredo Barrera)
Profesor, Sistemática de Plantas Vasculares Facultad de Ciencias Naturales y Museo La Plata, Buenos Aires, Argentina
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