El 29 de marzo de 1894 apareció en Tribuna, el diario de Ios de Vedia una curiosa Advertencia que comenzaba así: “Empezamos a publicar en folletín un estudio político social de actualidad en que se encontrarán desmenuzadas y desentrañadas muchas de Ias cuestiones que agitan Ios espíritus entre nosotros y aun de paso algunas de Ias que empiezan a conmover con dinamita a Ia madre Europa. El autor es un periodista que ise ha salido de Ia procesión para verla pasar,; legislador de ocasión, que tomando en serio su oficio de circunstancias, se ha creído en el deber de estudiar Ios males del país y Ios específicos en boga, con más prolijidad que sus mandantes, y a ese fin, con el auxilio de Ios grandes maestros y de Ia historia argentina del doctor López, ha hecho Ia autopsia a Ios más importantes desatinos que andan en circulación en el comercio intelectual”. Y terminaba, después de otras consideraciones en el mismo tajante estilo, con estas palabras de contrapelo: “Los primeros párrafos serán naturalmente pesados, pues para metodizar el asunto y hacerlo práctico, en vez de estudiar Ios macanazos por Ias hojas y Ias flores, como Ios botánicos, ha preferido hacerlo como Ios agrónomos: por Ia tierra que Ios produce y por el fruto que sueltan, con Io que ya se deja ver que el título será: El arte de hacer barbaridades. Historia natural de Ia razón”. El autor era Agustín Alvarez —ex-militar con actuación en Ia conquista del Desierto, abogado, profesor, ex-juez, diputado nacional por Mendoza, su provincia natal—, que a Ia sazón contaba 37 años. Los sucesivos artículos —jugosísimos y al par desaliñados— conformarían finalmente su primer libro, South Amenca, que vio Ia Iuz ese mismo año con aquellos subtítulos, sustituidos más tarde por el de Ensayo de psicología política cuando Ingenieros hizo reeditar Ia obra por “La Cultura Argentina”, esa bella empresa cultural que él fundara con Ia colaboración inestimable de Severo Vaccaro, publicista y hombre de negocios.
NotasMaterial digitalizado en SEDICI gracias a la colaboración del Sr. Alejo Marschoff.
Agustín Enrique Álvarez nace en Mendoza, el 15 de julio de 1857. Como consecuencia del terremoto de 1861 queda huérfano. En 1870 ingresa en el Colegio Nacional de Mendoza, institución que hoy lleva su nombre, y en 1876 se le otorga una beca para asistir al Colegio Militar de la Nación. Años más tarde, siendo General de Brigada del Ejército Argentino, ingresa a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, graduándose de abogado en 1888. Antes de su retiro del Ejército Argentino, en 1890, participa de varias expediciones como: la expedición a Río Negro, en el marco de la Conquista del Desierto; la Batalla en el Puente de Barracas, durante la revolución que culmina con la federalización de Buenos Aires en 1880; las luchas contra los originarios en Azul, Guamini, Chaco y Formosa. Hacia 1890, siendo abogado, es designado profesor de Filosofía y Derecho en el Colegio Nacional de su ciudad; y en 1892 es electo diputado nacional por Mendoza. Se dedica también a la escritura, no sólo en periódicos reconocidos de la época, como el diario "La Tribuna", "El Nacional" y "La Nación", sino también, a la publicación de ensayos y libros como: "South América" (1894), "Manual de patología política" (1899), "Ensayo sobre Educación" (1901), "La transformación de las razas de América" (1908), "La herencia moral de los pueblos hispanoamericanos" (1919), entre otros; con su interés siempre enfocado en los problemas políticos, sociológicos y éticos de su época. Eduardo Saguier, en "Genealogía de la Tragedia Argentina", define a Álvarez como un intelectual de fuste, autor de numerosos libros y ensayos, y cita luego un documento del Archivo Roca, en el que L. Labal en conversación con Julio A. Roca, dice "...la persona del detractor y más rabioso difamador del Gral. Roca, desde hace dos años por la prensa: un Agustín Álvarez" . De su labor legislativa en la Cámara de Diputados, se destaca por haber formado parte de la Comisión Revisora de Códigos Militares, además de la presentación de diversos proyectos de ley como la solicitud de amnistía a los desertores del ejército, la reglamentación de la libertad de prensa, y la reforma de varios artículos de la Constitución Nacional. Muere en la ciudad de Mar del Plata, Buenos Aires, el 15 de febrero de 1914.
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